SUV
MINI John Cooper Works Countryman 2025: más músculo, mismo apellido
El MINI John Cooper Works Countryman 2025 se aleja del show y va directo al grano. Se siente, se maneja y responde.
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1 semana agoon

El MINI Countryman ya no juega en las mismas ligas de antes. Creció en tamaño, en presencia y en ambición. Hoy es un SUV compacto con todas sus letras. Pero no cualquiera: la versión MINI John Cooper Works Countryman 2025 es, sin rodeos, el Countryman más rápido, más firme y más directo que ha salido de fábrica en toda su historia.
Comparte carrocería con el Countryman S ALL4, pero eso es todo. El JCW no es una variante con llantas grandes y logos rojos. Es un salto completo en motor, chasis y respuesta. Cambia cómo acelera, cómo se mueve y cómo se siente desde el asiento del conductor.
Lo manejamos por una semana y estas son nuestras conclusiones.
El MINI John Cooper Works Countryman y la sinceridad de sus líneas exteriores
MINI no necesita disfrazar nada. El Countryman JCW tiene proporciones grandes y bien marcadas. Es más largo, más cuadrado y más firme que cualquier MINI anterior, pero mantiene esa mezcla rara de auto compacto con detalles rebeldes.
Las cuatro salidas de escape, el spoiler trasero y las llantas de 20 pulgadas no están ahí para aparentar. Acompañan una postura firme, casi desafiante, que deja claro que este MINI no está jugando.
Todo en su diseño tiene una intención funcional, pero también comunica algo más: que este Countryman quiere competir en serio, medirse con los grandes del segmento y dejar atrás cualquier idea de que MINI solo hace autos simpáticos.
A diferencia del Countryman S, que se siente más sobrio, el JCW no pide permiso. Tiene su propia identidad visual, sin ser exagerado. Se ve rápido, incluso detenido.
Diseño interior: Lo justo, lo necesario y algo más
Adentro, la historia es parecida a la del resto de la gama: mismo tablero plano, misma pantalla OLED redonda de 9,4 pulgadas al centro. No hay panel de instrumentos convencional. Todo pasa por la pantalla o por el Head-Up Display, que proyecta en una lámina en vez de en el parabrisas. Funciona, pero no impresiona.
Los asientos deportivos calefaccionados son cómodos, incluso en trayectos largos. Sujetan bien sin volverse duros.
Atrás hay espacio suficiente para que dos adultos viajen cómodos, incluso en trayectos largos. La butaca se desliza hasta 12 centímetros, lo que permite jugar con el espacio para piernas o para maletas según la necesidad. Además, los respaldos son reclinables en varios puntos, lo que mejora notablemente el confort en viajes.
No es un asiento trasero de compromiso: se puede usar a diario sin sentir que estás pagando el precio por un diseño más deportivo al frente.
Finalmente, el maletero ofrece 440 litros. No es enorme, pero está dentro de lo esperable.
Equipamiento tecnológico y seguridad: todo lo que necesita, sin excesos ni ruidos
El sistema MINI Operating System 9 se mueve rápido y es fácil de entender. Tiene un asistente virtual con forma de bulldog, comandos de voz y navegación con vista aumentada. También hay cargador inalámbrico, cámaras con vista en 360° y Remote 3D View para ver el auto desde el celular.
En seguridad, el JCW viene bien equipado desde fábrica. Incluye frenado autónomo de emergencia, alerta de tráfico cruzado, cámara de retroceso con líneas activas, sensor de punto ciego y control crucero adaptativo con función Stop&Go.
Todo el paquete funciona con naturalidad, sin intervenciones bruscas ni alarmas innecesarias, lo que ayuda a que la conducción se mantenga fluida incluso en condiciones de tráfico pesado.
Además, este modelo permite sumar un paquete adicional de asistencias pensado para quienes manejan con más ritmo o recorren largas distancias. Entre sus funciones avanzadas están el asistente de cambio de carril con intervención activa, la ayuda para mantener el auto centrado en la pista y una guía de carril más precisa cuando se utiliza el navegador.
No son decorativos: aportan seguridad real, sobre todo cuando el manejo exige más atención al entorno.
El motor del MINI John Cooper Works Countryman empuja como promete… y más
Este es el punto de quiebre. El JCW usa el mismo bloque 2.0 turbo del Countryman S, pero afinado de otra forma. Pasa de 204 a 300 hp y sube el torque de 300 a 400 Nm, `pero lo que más se nota es cómo entrega la fuerza: el empuje arranca desde las 2.000 rpm y no se agota hasta pasadas las 6.000. Se siente lleno, vivo, con ganas.
La aceleración oficial marca 5,4 segundos de 0 a 100 km/h, dos segundos menos que el Countryman S.
La caja Steptronic de doble embrague y siete marchas responde bien, y con las levas se vuelve más directa. Incluso tiene un modo Boost: mantienes la leva izquierda y libera todo el rendimiento por 10 segundos. No es marketing, en realidad se siente.
El consumo homologado es de 12,8 km/l en ciclo mixto. En uso real, la cifra ronda los 11 km/l, dependiendo del tipo de conducción y del tráfico. No es austero, pero tampoco excesivo considerando los 300 hp y el sistema de tracción total. Con un estanque de 54 litros, permite una autonomía más que decente para el día a día o un viaje largo sin preocuparse por cada kilómetro.
Sensación de manejo: Donde el Countryman S se queda corto, este responde
El Countryman JCW se siente distinto desde el primer semáforo. La suspensión adaptativa, los frenos más grandes y la tracción ALL4 bien calibrada marcan diferencia. La dirección es precisa, el auto pisa firme y no hay balanceos molestos. No es duro, pero tampoco blando.
Comparado con el Countryman S, el JCW tiene una pisada más firme y una respuesta más tensa. Se siente más bajo, más conectado al camino, con menos balanceo en curvas y una dirección que transmite mejor lo que pasa bajo las ruedas.
La suspensión adaptativa hace bien su trabajo: mantiene el control sin sacrificar del todo la comodidad, aunque está claro que privilegia el manejo dinámico por sobre el confort blando.
En ciudad se mueve con soltura, pero es en carretera donde realmente cobra sentido. En curvas rápidas se afirma con decisión, cambia de trayectoria sin titubeos y entrega una sensación de estabilidad que sorprende para un SUV de su tamaño.
No tiene el nervio de un hot hatch, pero tampoco lo pretende. Su punto fuerte es ese equilibrio bien logrado entre deportividad y uso diario. Como SUV compacto, sin ninguna duda, está entre los más entretenidos de manejar hoy en el mercado.
MINI John Cooper Works Countryman no se disfraza: es lo que dice ser
El JCW toma lo bueno del nuevo Countryman y lo lleva un paso más allá. No solo se ve más deportivo, se siente así. Tiene un chasis más sólido, una respuesta más afilada y una entrega de potencia que invita a ir un poco más allá de lo habitual.
Frente al Countryman S, el salto no está solo en los números. Hay otra actitud, otra forma de moverse. Es un auto que responde mejor, que se adapta a quien quiere manejar con más precisión y que no pierde su funcionalidad del día a día. No es radical, pero es muy claro en lo que ofrece.
El precio de entrada del MINI John Cooper Works Countryman en Chile es de $54.990.000. No es una cifra asequible para todos, pero tampoco se aleja del mercado al que apunta. Frente a modelos como el CUPRA Formentor VZ o el BMW X1 M35i, el JCW compite en terreno parejo, al menos en potencia, tracción y nivel de equipamiento.
La diferencia está en el enfoque. MINI no busca parecerse a nadie. Su propuesta mezcla diseño con carácter, tecnología con una dinámica de manejo que no es decorativa. Puede que no tenga la etiqueta de lujo tradicional, pero entrega una experiencia propia, con identidad clara y argumentos que lo respaldan.
MINI John Cooper Works Countryman: ¿lo recomendaría?
Sí. El MINI John Cooper Works Countryman vale la pena si lo que buscas es un SUV compacto que no se quede solo en la imagen. Tiene potencia, tecnología, diseño con actitud y un chasis afinado que hace justicia a sus cifras. Va firme, responde con decisión y entrega sensaciones que se notan, incluso en la conducción diaria.
No es el más barato ni el más lujoso del segmento, pero ofrece algo que muchos no tienen: personalidad propia. No intenta copiar a nadie y tampoco se disfraza de deportivo.
Si estás dispuesto a pagar por un manejo más directo, una propuesta distinta y una marca que sigue apostando por hacer las cosas a su manera, entonces sí: lo recomendaría sin dudarlo.

SUV
Jeep Avenger 2025: compacto, europeo y con tres tipos de motor
Diseñado en Europa y producido para el mundo, el Jeep Avenger 2025 debuta en Chile con versiones a gasolina, híbrida y eléctrica. Compacto, bien equipado y con el sello aventurero de siempre.
Published
6 días agoon
18/05/2025
Con 4,08 metros de largo, el Jeep Avenger 2025 se posiciona como el modelo más compacto del portafolio Jeep, pero sin perder carácter. La silueta cuadrada, los pasos de rueda marcados y la postura elevada mantienen viva la esencia todoterreno, aunque ahora con un enfoque más urbano.
Fue diseñado y fabricado en Europa, específicamente para responder a las exigencias de movilidad de las ciudades actuales: eficiente en consumo, práctico en dimensiones, tecnológico en conectividad y sólido en seguridad.
El resultado es un SUV pequeño por fuera, pero con aspiraciones grandes, que busca conquistar a quienes necesitan un auto moderno, pero con espíritu aventurero.
Jeep Avenger 2025: tres motores para distintos estilos de manejo
La gama del Jeep Avenger 2025 parte con un motor 1.2 turbo PureTech de 100 hp, asociado a una caja manual de seis marchas. Este bloque, con correa de distribución humectada, prioriza el bajo consumo y los costos de mantenimiento.
Más arriba está la versión e-Hybrid, que combina el mismo motor con un sistema eléctrico de 48V, una caja automática DCT de siete velocidades y distribución por cadena. Esta variante entrega una experiencia más suave en ciudad y mejora la eficiencia general.
Por último, la versión Summit 100% eléctrica incorpora un motor de 400V, con hasta 400 km de autonomía (WLTP) y carga rápida capaz de recuperar 30 km en solo tres minutos. Una oferta variada, pensada para distintos estilos de conducción.
Todas las versiones tienen tracción delantera, buena eficiencia —más de 20 km/L en las versiones a combustión, según ficha— y un enfoque urbano con guiños off-road.
Interior modular y conectividad total
El diseño interior del Jeep Avenger 2025 está pensado con lógica europea: cada rincón tiene un propósito.
Los espacios guardaobjetos suman 34 litros distribuidos de forma inteligente, con soluciones prácticas como una consola central modular y compartimentos amplios y accesibles.
El maletero, de 380 litros, tiene formas rectas que facilitan la carga, un piso ajustable y apertura eléctrica manos libres en versiones superiores.
Al frente, el protagonismo lo tienen dos pantallas de 10,25 pulgadas: una para el clúster digital y otra para el sistema Uconnect, ambas con opción de personalizar hasta 60 widgets. Todo funciona sin cables: Apple CarPlay y Android Auto vienen de forma inalámbrica desde la versión base.
Jeep Avenger 2025: seguridad activa con sello europeo
Desde la versión base se incluyen 6 airbags y freno autónomo de emergencia. Las versiones más altas suman control crucero adaptativo, cámara 180° con vista tipo dron, asistencia de estacionamiento completa, sensores perimetrales y monitor de punto ciego. También hay luz ambiental, apertura manos libres del maletero y cargador inalámbrico.
El Jeep Avenger 2025 está disponible en Chile con los siguientes precios, que incluyen bonos de marca y financiamiento:
- Jeep Avenger Altitude MT (gasolina, manual): $16.990.000
- Jeep Avenger Altitude AT e-Hybrid (microhíbrido, automático): $21.990.000
- Jeep Avenger Summit AT e-Hybrid (microhíbrido, automático): $23.490.000
- Jeep Avenger Summit eléctrico (100% eléctrico): $35.990.000
Estos precios corresponden a la información más reciente disponible hasta mayo de 2025.
SUV
BMW X3 M50 xDrive: más preciso, más firme, más BMW
El BMW X3 M50 xDrive sube el estándar sin perder el enfoque con un manejo que sigue siendo su mayor argumento.
Published
1 semana agoon
18/05/2025
BMW renovó por completo el X3. Esta nueva generación crece en tamaño, baja en altura y cambia por dentro y por fuera. Todo se ve más limpio, más firme, más moderno. La variante que probamos —la BMW X3 M50 xDrive— es la más potente de la gama, y combina tecnología nueva con el tipo de manejo que muchos todavía esperan de la marca. No busca romper con el legado, pero sí afinarlo.
Lo manejamos por una semana y estas son nuestras conclusiones.
BMW X3 M50 xDrive: más bajo, más ancho y con presencia sin exagerar
El nuevo X3 mide 4.755 mm de largo y casi 1,92 m de ancho. Ganó presencia sin volverse excesivo. También redujo su altura, lo que mejora la postura del vehículo y la eficiencia aerodinámica. A simple vista se nota más asentado, con líneas rectas que reemplazan las curvas suaves del modelo anterior.
La parrilla mantiene el diseño de doble riñón que caracteriza a BMW, pero ahora incorpora un contorno iluminado denominado “iconic glow” y que refuerza su presencia al caer la noche. No es solo estético: forma parte del lenguaje visual de la marca y aporta identidad sin estridencias.
Las tomas de aire laterales y centrales cumplen funciones reales de refrigeración y canalización del flujo de aire, ayudando a mejorar la eficiencia térmica y la estabilidad en ruta. Nada está ahí por decorado. Las salidas de escape, cuatro en total, también lo son.
Finalmente, las luces LED redibujan su firma y aportan un estilo más técnico. Según versión, los rines llegan hasta las 21 pulgadas. Todo está pensado para subrayar el carácter deportivo sin romper la estética conservadora de la marca.
Menos botones, más pantallas, mismo estándar
Adentro el cambio es igual de notorio. El tablero dejó atrás la distribución tradicional. Ahora domina una superficie plana, sin botones, donde dos pantallas curvas (una de 12,3” y otra de 14,9”) concentran toda la operación. El resultado es moderno, aunque requiere tiempo para adaptarse.
El espacio interior está bien resuelto, tanto en las plazas delanteras como en las traseras. Hay buena distancia para piernas y hombros, incluso para pasajeros de talla grande. La sensación de amplitud se refuerza por el techo panorámico fijo, que aporta luz sin comprometer la rigidez estructural.
En cuanto a la calidad, BMW no baja el estándar: se usaron plásticos suaves en las zonas clave, tapicería con buen tacto, costuras bien rematadas y piezas metálicas reales donde suele haber recubrimientos. Todo transmite solidez, sin lujos innecesarios, pero con el nivel justo para justificar el precio.
La iluminación ambiental configurable acompaña bien el ambiente general. En la segunda fila hay buen espacio para piernas y cabeza. El túnel central, eso sí, sigue restando comodidad al tercer ocupante. La maleta ofrece 570 litros de capacidad, con doble fondo y neumático de repuesto temporal.
Tecnología al tope en el BMW X3 M50 xDrive, pero no todo es cómodo
El sistema BMW OS 9 marca un salto importante en conectividad y personalización, pero no todos los cambios juegan a favor de la experiencia. Es rápido, con animaciones fluidas y tiempos de respuesta cortos, pero también es complejo. La navegación entre menús requiere atención, y varias funciones básicas —como el climatizador o los modos de manejo— quedaron ocultas tras capas de pantallas.
La eliminación casi total de botones físicos obliga a depender del sistema táctil incluso para tareas simples, algo que puede distraer al conducir.
A cambio, ofrece opciones como perfiles de usuario vinculados a la llave o a la cuenta BMW, lo que permite guardar configuraciones de asiento, climatización, navegación y conectividad. Para quienes comparten el auto o tienen rutinas fijas, puede ser una ventaja real, pero para el usuario tradicional la curva de aprendizaje es inevitable.
Entre el equipamiento tecnológico, el sistema de sonido Harman Kardon con 15 parlantes entrega buena definición y volumen sin distorsión. La iluminación ambiental es sensible al modo de manejo y configurable en color e intensidad. Las cámaras 360, con guías dinámicas y función de grabación, mejoran las maniobras en espacios reducidos.
En seguridad, la dotación está bien resuelta: tiene seis airbags, control crucero adaptativo, frenado autónomo, alerta de punto ciego, detector de tráfico cruzado, asistente de mantenimiento de carril y estacionamiento automático. No hay grandes ausencias en este apartado, lo que lo posiciona como uno de los más completos del segmento en esta materia.
El seis cilindros del BMW X3 M50 xDrive: empuje sin drama
El X3 M50 lleva bajo el capó un seis cilindros en línea de 3.0 litros con turbo, que entrega 398 hp y 580 Nm de par. Está asociado a una caja automática ZF de ocho velocidades que responde con suavidad y precisión. El sistema de tracción integral xDrive reparte el torque con preferencia al eje trasero.
A esto se suma un sistema microhíbrido de 48V. No convierte al X3 en un híbrido, pero le da una mano al motor cuando parte desde cero o acelera suave. Son 18 hp extra que no se notan como una patada, pero sí hacen que todo fluya mejor. También ayuda a bajar un poco el consumo y a que el sistema start-stop no sea brusco ni molesto.
No hay modos eléctricos ni promesas de ahorro exagerado. Solo una asistencia que cumple sin llamar la atención. Y eso, en un SUV que ya mueve casi dos toneladas, se agradece.
Acelera de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos. Pero lo más interesante es cómo entrega esa potencia: sin tirones, con respuesta firme y sin esfuerzo aparente. No hay explosiones ni teatralidad. Solo empuje parejo y constante. La transición entre marchas es fluida y el conjunto transmite solidez incluso al exigirlo.
Sensación de manejo: se comporta como un BMW, no como un SUV
En ciudad se mueve con la tranquilidad de un “sedán grande”. La suspensión adaptativa filtra bien los baches sin sentirse blanda, y la dirección eléctrica tiene el peso justo: liviana para maniobras cortas, firme cuando hace falta. A baja velocidad es fácil de estacionar y no transmite esa torpeza que a veces tienen los SUV medianos.
En carretera se nota otro lado. El X3 M50 gira plano, responde rápido al volante y no pierde la línea aunque se le exija. La dirección es directa y comunica mejor que la de varios rivales de precio similar. El conjunto chasis-suspensión está bien afinado, con un control de carrocería que le saca ventaja a modelos más potentes pero menos refinados.
No es un 100% deportivo, pero tampoco quiere parecerlo. Tiene aplomo, va donde se le indica y no se descompone cuando se acelera el ritmo. En eso, sigue siendo un BMW.
El consumo varía bastante: puede andar entre 6 y 10 km/l en ciudad, y superar los 12 en carretera si se conduce con calma. No es austero, pero está dentro de lo razonable para lo que entrega.
Firme, sobrio y bien resuelto
El X3 M50 encuentra un buen equilibrio entre potencia, tecnología y calidad. Se siente sólido, rápido y bien armado. No exagera en diseño ni en equipamiento. Todo lo que tiene está pensado para aportar al uso real. No reinventa la categoría, pero sí sube la vara en varios aspectos.
Puede no ser el más emocional ni el más digital del segmento. Pero resuelve bien cada parte del conjunto. Y lo hace con esa sensación de manejo que muchos todavía identifican con la marca alemana.
BMW X3 M50 xDrive: ¿lo recomendaría?
Sí. Para quien busca un SUV que no se sienta como SUV. Tiene respuesta rápida, buen espacio, calidad de marcha y un nivel de equipamiento que no depende de paquetes opcionales. El manejo está por encima del promedio del segmento, no solo por lo que corre, sino por cómo se comporta en ciudad y en carretera. Todo está bien resuelto: la dirección, el ajuste de la suspensión, la entrega del motor y la sensación de control.
No es barato, y tampoco pretende serlo. Pero dentro de su categoría, ofrece un conjunto más coherente que otros modelos más potentes o más lujosos en el papel. No llama la atención por fuera ni busca impresionar con pantallas gigantes. Simplemente hace bien su trabajo, todos los días, sin dejar de sentirse como un BMW.
SUV
Nuevo Peugeot 3008: el interior que todos van a mirar de reojo
La tercera generación del Peugeot 3008 rompe con su silueta anterior y propone un habitáculo que cambia las reglas del juego.
Published
1 semana agoon
17/05/2025
La tercera generación del Peugeot 3008 ya está en Chile y se hace notar. El fabricante francés lo redibujó desde cero, cambiando su silueta, su plataforma y su idea de interior.
Dejó atrás el look tradicional de SUV y se sumó sin pudores al estilo fastback, como ya han hecho varios modelos chinos y europeos. Pero más allá del diseño, este nuevo 3008 viene a consolidar un enfoque: más tecnología, un interior con mejor ejecución y una única motorización microhíbrida que deja poco margen para elegir (por el momento).
La segunda versión del 3008 vendió más de 1,3 millones de unidades en el mundo. En Chile, multiplicó por seis las cifras del primer modelo. No es menor el peso que carga este rediseño, pero Peugeot decidió arriesgar. Y eso, al menos en parte, se agradece.
Lo manejamos por una semana. Esto fue lo que encontramos.
Peugeot 3008: Otra silueta, misma ambición
No hay que darle muchas vueltas: el nuevo Peugeot 3008 llama la atención desde lejos. La parrilla sin marco, el logo al centro, los focos delgados y las “garras” LED muy propias de la marca lo sitúan de inmediato en otra categoría visual.
La silueta fastback no es una ocurrencia: Peugeot la trabajó bien, con un remate trasero que incluye doble alerón, una luneta muy inclinada y un corte limpio que le da más carácter que volumen.
Es más largo, más bajo y más ancho que su antecesor. Mide 4,54 metros de largo, 1,89 de ancho y 1,64 de alto. Creció en todos los frentes, pero no lo parece. Parte por la limpieza del diseño, que abandonó los cromados y las molduras innecesarias para optar por tonos oscuros, superficies más lisas y proporciones más marcadas.
A esta altura, en donde muchos SUV están cayendo en el exceso decorativo, el 3008 se la juega por otro camino; puede gustar o no, pero se nota que hay una idea detrás.
Un habitáculo que marca distancia
Este es el verdadero punto de inflexión. El Peugeot 3008 no solo cambia por dentro: propone y vaya que lo hace bien.
Es, sin rodeos, uno de los mejores interiores que hemos visto en su categoría. No se trata solo de diseño, que ya es distinto y atractivo, se trata de cómo está construido, cómo funciona y cómo se siente.
El nuevo i-Cockpit panorámico, con su pantalla curva de 21 pulgadas, domina todo el tablero sin interrupciones visuales. A eso se le suma una segunda pantalla táctil más pequeña —ubicada sobre la consola— que funciona como barra de accesos directos. Se puede configurar con atajos a clima, audio, navegación o conectividad, y ayuda a no perder tiempo en los menús.
El volante del Peugeot 3008 sigue siendo pequeño y bajo, pero esta vez el ajuste es más fácil y la visibilidad mejora bastante si encuentras la posición correcta.
Los materiales sorprenden. Hay textiles que parecen salidos de un mueble bien hecho, plásticos blandos donde importa, y una consola central que por fin ofrece espacio real para guardar cosas. Todo lo que tocas se siente pensado. Incluso los comandos digitales, que suelen ser el “talón de Aquiles” en muchas marcas, aquí funcionan sin tanto rodeo.
No todo es perfecto: el cargador inalámbrico está ubicado en una ranura algo estrecha y con el más mínimo movimiento el teléfono deja de cargar. No es grave, pero sí molesto.
Este interior marca un antes y un después para Peugeot. Ya no es solo “diseño europeo”, sino un diseño que sirve, y eso debería ser el nuevo estándar para los SUV generalistas.
Equipamiento del Peugeot 3008: Fácil de usar, difícil de justificar
El equipamiento está bien, pero no es perfecto.
Respecto a lo positivo, tiene Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos, puertos USB-C, conectividad rápida y una interfaz visual que por fin se siente moderna. La respuesta táctil es fluida y hay botones físicos donde se agradecen.
Acerca de las deudas, la cámara de retroceso podría mejorar el contraste en días muy iluminados, y hay controles que requieren algo de aprendizaje: no siempre lo que parece obvio lo es, y ciertas funciones no están donde uno esperaría encontrarlas.
Por ejemplo, la varilla derecha indica que activa el limpiaparabrisas trasero, pero en realidad sirve para cambiar la vista del computador de a bordo. Otras configuraciones, como reiniciar el consumo o ajustar los modos de visualización, tampoco están en un lugar evidente.
Aún así, hay cosas muy útiles en el nuevo Peugeot 3008, como la pantalla secundaria táctil i-Toggle: permite dejar configurados accesos directos a climatización, multimedia o navegación, lo que alivia bastante la navegación entre menús.
En seguridad, cumple con buena parte de lo exigible hoy: freno autónomo, asistente de carril, control crucero adaptativo, sensor de punto ciego. Pero no todo viene de serie.
La versión Allure parte con solo dos airbags, y recién en versiones más altas se suman los seis que hoy deberían ser norma. La Premier, que bordea los $32 millones, aún viene con asientos manuales y sin techo panorámico. A ese precio, esas ausencias ya pesan.
Un motor conocido, pero con cuentas saldadas
El motor es un conocido, pero con cambios importantes. Se trata del PureTech 1.2 turbo, un bloque de tres cilindros que ahora entra en su tercera generación.
Lo más relevante es que se eliminó la polémica correa húmeda —fuente de múltiples fallas en Europa— y fue reemplazada por una cadena de distribución. También mejoró la gestión térmica, la entrega de par a bajas revoluciones y se sumó asistencia eléctrica.
Este nuevo bloque entrega 136 hp y 230 Nm, apoyado por un sistema microhíbrido de 48V.
A diferencia de un híbrido tradicional, este sistema no impulsa el auto por sí solo, pero sí asiste al motor de combustión en momentos clave. Funciona mediante un motor eléctrico pequeño, una batería de iones de litio y un inversor, que trabajan en conjunto para aliviar la carga térmica, mejorar el arranque, activar la función de “modo vela” y permitir trayectos cortos a baja velocidad en modo 100% eléctrico.
La caja del Peugeot 3008 es automática de doble embrague, con seis velocidades. En ciudad se comporta bien: suave, con salidas rápidas y buena eficiencia.
En carretera, en cambio, muestra sus límites. No es lento, pero tampoco da margen para pedir más. Para los que venían del 1.6 THP o de las versiones anteriores con 180 hp, se va a sentir como “un paso atrás”.
Sensación de manejo: El confort como argumento principal
El Peugeot 3008 se siente más sólido que antes. Ya no hay esa sensación de ligereza excesiva en el eje delantero que marcaba al modelo anterior. Acá hay mejor balance general, más aplomo, y una suspensión que responde con criterio a lo que pasa bajo las ruedas.
La dirección es liviana en ciudad, pero no un flan. Tiene buen retorno, comunica lo justo y no exige esfuerzo extra en maniobras.
En carretera, mantiene la línea sin flotar, incluso en curvas rápidas o con viento lateral. El tren delantero va donde se le pide, sin titubeos, y eso —en un SUV con centro de gravedad elevado— vale más que una ficha técnica cargada.
La suspensión está bien resuelta: filtra las irregularidades urbanas sin rebotes ni sacudidas, pero tampoco se vuelve blanda en asfalto abierto. No hay flotación ni balanceo excesivo. Se nota un trabajo más fino en el tarado general, con una pisada que transmite confianza, incluso en caminos mal mantenidos.
El volante recortado ayuda en ciudad. Es ágil en estacionamientos y hace que el radio de giro se sienta más corto de lo que realmente es. En carretera no molesta, aunque a algunos les puede parecer demasiado pequeño para largas distancias.
La posición de manejo en el Peugeot 3008 es envolvente y la visibilidad, pese al diseño fastback, no se ve tan comprometida. Los espejos laterales son generosos y la cámara trasera, aunque mejorable en contraste, cumple su función.
El 3008 no busca deportividad. No estira marchas ni endurece la dirección con los modos de manejo. Tampoco hace falta. Lo que entrega, lo entrega con coherencia.
Es un SUV pensado para andar bien todos los días, no para emocionar en una curva. Pero justamente por eso se siente refinado: porque no promete lo que no puede dar.
Crece donde importa, cede donde duele
El nuevo Peugeot 3008 no se limita a seguir tendencias. Redefine su silueta, refuerza su identidad y se atreve a proponer un interior que debería ser referencia para su segmento. Peugeot resolvió con inteligencia varios de sus antiguos puntos débiles, sobre todo en calidad percibida y tecnología.
El motor PureTech ahora está a la altura de lo que uno espera en confiabilidad y eficiencia. Y aunque no emociona en carretera, cumple su función en ciudad con solvencia. El manejo es cómodo, el diseño interior marca diferencia, y el equipamiento, si bien mejorable, se mantiene dentro de lo competitivo.
Pero hay que decirlo: por más de 30 millones, no tener asientos eléctricos ni techo panorámico en las versiones base es difícil de justificar. También falta una versión con más empuje para quienes no quieren resignar dinamismo. En ese sentido, el 3008 sigue sin cubrir a todo el espectro de usuarios que podría alcanzar.
La versión 100% eléctrica, con 320 hp, llegará en 2025. Hasta entonces, esto es lo que hay.
Peugeot 3008: ¿lo recomendaría?
Sí, pero hay que ser sinceros: este 3008 no es para cualquiera.
Es para quien valora el diseño como parte de la experiencia de uso, no como simple envoltorio. Para quien espera que su auto se vea distinto, se sienta distinto y no tenga que gritarlo. No impresiona por cifras, sino por coherencia.
No es un SUV para los “nostálgicos del torque” ni para quienes crecieron apretando el acelerador buscando reacciones inmediatas. Tampoco va dirigido a quien elige desde una planilla de Excel comparando precio por caballo. Y eso no es necesariamente algo malo. Al contrario.
El Peugeot 3008 apunta a un tipo de conductor más visual, más sensorial, más interesado en la propuesta completa que en los detalles aislados. Uno que prefiere una cabina bien pensada antes que una lista larga de ítems. Que quiere tecnología funcional, no fuegos artificiales.
Es un auto que no busca complacer a todos. Y en eso, curiosamente, acierta, porque tiene claro lo que ofrece y lo entrega con una convicción que se agradece.
No es perfecto, pero está bien definido; no grita, pero deja claro su punto.

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